05 septiembre, 2013

Tal vez...

     Tal vez sea demasiado exigente. Tal vez tenga miedo a que alguien me coja entre sus manos y que, cuando se canse de mi o se dé cuenta de que no soy lo que buscaba, decida arrojarme contra el suelo, rompiéndome en pedazos. Esparciendo todos mis sueños, esperanzas, alegrías y tristezas descompuestos. Como aquel vaso que resbala por el borde de la mesa y se estrella contra el parqué, haciendo volar por los aires cada uno de los mil cristalitos que hace dos segundos formaban una sola cosa.
   
     Tal vez deba hacer como el vaso. Lanzarme al vacío y romperme en mil pedazos, para así ocupar mayor espacio y ver más mundo, desde distintos ángulos y con diferentes perspectivas.
   
     O tal vez, solo tal vez, no haya llegado mi momento de saltar a los brazos de nadie. Tal vez deba seguir esperando a que aparezca alguien que se atreva a cogerme de la mano suavemente para ayudarme a bajar. Alguien capaz de recoger mis pedacitos delicadamente si, por error o por casualidad, resbalo y caigo al suelo. Alguien que me reconstruya lentamente, dedicándose en cuerpo y alma a la tarea.
   
     Tal vez sea demasiado ilusa al pensar que ese alguien aparecerá de pronto, de la nada, como si mereciese que esa persona se quedase a mi lado. Tal vez tenga demasiados pájaros en la cabeza. Tal vez...

Pero, ¿qué más se le puede pedir a un alma perdida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te gusta lo que lees?
¡No seas tímid@ y déjame tu opinión en los comentarios!