26 abril, 2019

All things must pass


















Porque nada dura para siempre.

Todo lo bueno pasa, sí, pero también lo malo. No lo olvidemos. Cuántas veces hemos querido perdernos entre las sábanas, cuántas veces hemos deseado que el amanecer durase todo el día, y que el sol del ocaso nunca diese paso a otra noche oscura, con las mismas estrellas y la misma luna, solitaria, que la noche anterior.

Muchas, muchas veces, hemos susurrado a las nubes que no nos alejasen de esa persona, y hemos hecho pactos con las estrellas para que nos devolviesen esa sonrisa que pocas personas en el mundo habían sido capaces de descubrir. Bajo la sombra de un almendro o con la tenue luz de una habitación (no) siempre solitaria, hemos soñado con detener ese reloj de arena gigante, que tiene poder supremo sobre nuestra vida, y que nos dice cuándo empieza y cuándo acaba nuestro tiempo.

Pero al igual que el cielo cabe en un infierno, un para siempre a veces también cabe en un segundo, y un infinito puede significar un para siempre, aunque unos infinitos sean más grandes que otros, y aunque todavía no sepamos llegar a la eternidad a través de un para siempre.

Cuántas veces te di mi infinito en apenas un segundo, y cuántas veces recibí tu para siempre con caricias. Porque todo queda en la memoria, y tu infinito va grabado en mi piel a golpe de sal y agua. La misma sal y el mismo agua que mojaban mis pies mientras tú me hacías cosquillas a la orilla de aquel mar desconocido. Un mar que fue testigo de nuestras idas y venidas, de tus susurros sordos en mi oído y de mis caricias en tu espalda. Testigo mudo de las veces que temblaste al recibir mi para siempre y de las veces que me dejaste sin respiración al escuchar mi nombre en la comisura de tus labios. Testigo de nuestras risas perdiéndose en el viento y llegando a las estrellas.

Pero las estrellas se apagaron, dando lugar a un nuevo día. Y el mar volvió a ti, y tú volviste al mar, dejándome en tierra, con la única compañía de tu para siempre. Y tu para siempre me acompañará, como espero te acompañe el mío, hasta el día que su fuerza me arrastre a la orilla en el momento que el mar te devuelva a mi.

Porque nada dura para siempre... 

(...ni la infinidad del mar en la distancia)