09 marzo, 2020

La semilla



Callada, ciega y en tinieblas.
En la sombra se resguarda
soñando con la luz del sol.
Recordando aquellos tiempos
en los que la bañaba,
atravesando su caparazón.

Duerme ahora la semilla,
al abrigo de la tierra en que cayó.
Una tierra en que se ahoga,
que la cubre, áspera, y la rompe,
con el dolor que provoca la muerte
al romper el sueño de lo que creía
que era lo mejor.

Ya no hay luz.
Ya no hay vida.
Solo miedo.
Solo dolor.

No conoce la semilla
que en la espera
se transforma y crece.
Que el agua le da vida
y que el viento la mece.

Y afuera todos esperando
que sus raíces se hagan fuertes
para poder sostener el peso
de aquello más grande
en que su vida se convierte.

Muere débil la semilla
sabiendo que su dolor
queda en nada al compararlo 
con la alegría de algún día
volver a ver el sol.