30 abril, 2014

Sale el sol, ¿y ahora qué?

     El sol ha vuelto salir, y esta vez parece que quiere quedarse. 
     Cuenta la leyenda que al amanecer se libró una batalla mortal en el celeste del cielo. Que Apolo sacó sus caballos dorados y que luchó contra los ejércitos de nubes grises que cubrían el inmenso campo azul.
     Y yo, que no soy de creer en leyendas, estoy por creérmelo. Porque hoy me ha despertado un rayo de sol, y no la lluvia que golpeaba mi ventana desde hace días. Por eso y porque hace calor.
     Hacer calor, y yo sólo siento el frío en mis pestañas. Un frío que parece no querer abandonar la humedad de mis ojos. Estoy por mudarme a vivir en ellos, porque se debe vivir bien cuando ni siquiera el frío quiere abandonarlos... 
     Al menos en invierno el tiempo iba a conjunto conmigo. Ahora, ¿cómo voy a guardar mi caos interno de los ojos del mundo si el calor me incita a quitarme capas? ¿Cómo podré disimular mi frío interno sin la ayuda de cuellos altos y un jersey de lana? ¿Cómo podré esconder el gris de mi corazón apagado bajo un cielo azul celeste? 
     Por la mañana el sol iluminará mis pupilas. ¿Podrá hacer también que desaparezcan mis nubes de miedos de ellas? ¿Podrá el sol también sustituir a quien fue mi Sol durante el frío invierno?