02 diciembre, 2019

Sensación de hogar


















¿Has tenido alguna vez la sensación de estar con una persona y sentirte "en casa"?
Da igual el sitio donde estés, lo que haya a tu alrededor. Es una sensación que te invade al estar con esa persona, y de repente te sientes en casa. Tienes la sensación de hogar.

Tu casa es tu refugio. El lugar donde te sientes seguro, protegido. El lugar donde puedes hacer el tonto si te apetece, quitarte las máscaras, bailar desnudo delante del espejo si te apetece. Tu casa es el lugar donde no te hace falta fingir, donde puedes ser tú mismo sin tapujos, donde te conocen tan bien que ni siquiera te hace falta hablar. Lo piensas y lo tienes.

Tu casa es el lugar donde te sientes amado.

Es difícil dejar la casa. Lo sé por experiencia. Cuando tienes que marchar y salir de allí donde has sido, te ves en la calle y te sientes desnudo, desprotegido. No sabes cómo ser.

La misma sensación te invade con las personas que son casa, refugio, hogar.

Cuando tienes que dejarlas, sales a la calle y te sientes desnudo, perdido frente a las miradas de los demás. Y no sabes cómo ser. Cuándo regalar sonrisas, cuándo agachar la cabeza, cuándo cruzar bailando o cuándo pasar de largo sin mirar.

Cuando sales de personas que son casa todo es miedo y desconfianza.

Con el tiempo te vas acostumbrando a vivir en la calle, de acá para allá, dando tumbos entre pensiones de una noche. Buscando entre las sombras algún anhelo de hogar.

A veces, incluso intentas construirte tu propia casa, y pintas las paredes, intentando que no parezcan el cartón que en realidad es.

Pero lo es.

Y cuando llega el invierno, con las primeras lluvias y las siguientes nevadas, la pintura se cae. Las paredes se arrugan, el techo se agrieta. El alma se desmorona.

No te queda sitio donde esconderte.
Vuelves a estar a la intemperie.
Vuelves a echar de menos tu hogar.

11 noviembre, 2019

Llámame borrego y pídeme que te apoye


Me hace gracia que los mismos a los que se les llena la boca llamando a la gente 'tontos', 'borregos', 'paletos', etc. sean los mismos que se cubren con la bandera de la igualdad, la defensa de los Derechos Humanos y la lucha por el bienestar de las personas. Los que se supone que siempre apuestan por mejorar la vida del pueblo. Ese pueblo al que llaman 'tonto', 'borrego', 'paleto', etc.

Yo, personalmente, me fiaría muy poco de quien dice luchar por mis derechos a la vez que me llama o me cree 'borrego'... ¿Dónde queda ahí mi dignidad? ¿Dónde queda ahí mi capacidad de decidir por mí mismo? ¿Dónde quedan ahí mis derechos, esos por los que tú (que me llamas borrego) luchas?

La gente no es tonta. La gente que ha ido este domingo a votar no son una panda de borregos abducidos que siguen al redil sin saber lo que hacen. La gente sabe bien lo que hace. Saben bien a quién votan y cada uno sabrá por qué.

Creo que cometemos un grave error como sociedad menospreciando a tanta gente de este país que ha ido a votar de acuerdo con sus pensamientos. Sean cuales sean estos, y por muy diferentes que sean de los nuestros. Nos equivocamos al creer que nuestro voto vale más que el de nuestro vecino, nuestra hermana o nuestro padre, porque se corresponde con nuestro pensamiento. Esto solo acentúa las diferencias, crea enfrentamientos, alimenta el odio y el resentimiento.

No sé cuál es la solución al problema que desde hace mucho tiempo (pero más desde ayer) tenemos en España. Tampoco pretendo buscarla en este artículo, porque no creo que haya una única solución. Probablemente haya casi tantas soluciones como personas vivimos en este país. No sé cuál puede ser la solución, pero me duele.

Me duele que nos pisemos e insultemos unos a otros, que nos menospreciemos, echando por tierra nuestra dignidad humana. Me duele que las personas, con sus necesidades y problemas no estén nunca al nivel de los egoísmos, ansias de poder e intereses personales de los dirigentes de unos y otros partidos. Me duele que estando todos enfermos, nos quedemos en ver quién aguanta mejor la agonía, en lugar de ir juntos a buscar la medicina.

No me gusta esta situación. Me da miedo. Me da rabia. Me enfada.

Pero cerrar los ojos y pedir un deseo no va a hacer que cambie. Y mucho menos va a hacer cambiar el pensamiento y la forma de ver las cosas a millones de personas. Negar el problema o pasar de él tampoco va a hacer que desaparezca. Lo va a hacer crecer.

Y el problema no es de la gente que vota. Es de quien nos anima a votar por injusticias, odios, egoísmos y resentimientos, haciéndonos creer que son buenos. Jugando con nuestra ilusión, nuestras necesidades y nuestras circunstancias, pero sin interesarse para nada en ellas. Menospreciando nuestra dignidad tanto como aquellos que nos llaman 'tontos', 'borregos', 'paletos'.

No sé cuál será la solución, pero creo que el primer análisis que tenemos que hacer cada uno de los que tenemos capacidad de decisión en este país es un análisis personal. Un análisis que pase por el reconocimiento de nuestra dignidad humana, partiendo de una mirada honesta y humilde hacia nuestro voto y nuestros pensamientos.

A lo mejor no son tan limpios como creemos.
A lo mejor no son tan buenos como parecen.
A lo mejor el egoísmo al que votamos no es tan diferente del egoísmo al que vota nuestro vecino.
A lo mejor.

O a lo peor.
Quién sabe.

14 octubre, 2019

Tesoro


"En la arena
he dejado mi barca.
Junto a Ti
buscaré otro mar"

Me duele el corazón,
me pesa el alma
al pensar que llega
el momento de partir.

En tu arena 
entierro mi tesoro.

Guárdalo.
Lo dejo en tus manos
con la confianza 
de que lo protegerás
de aquellos que quieran
herirlo y profanarlo.

Hazlo crecer y florecer
bajo el sol de tu mirada.

Devuelve el brillo
a sus cadenas de plomo y oro,
para que quien lo encuentre,
si no soy yo,
pueda apreciarlo, valorarlo
y admirarlo tal cual es.
Para que puedan conocerlo
y arriesgarse a cuidarlo.

Dejo mi tesoro
en la arena de tus manos.

Y a mí,
que parto de la orilla
con los ojos anegados,
dame el valor para seguir
con la vista puesta al frente
para no perder el rumbo.

No me dejes sola.
Levanta mi mirada,
sostenla en las alturas,
buscando en las estrellas
el trazo del camino
que señala mi brújula.

Guíame hacia la orilla
que me devuelva tu mirada,
pero no me dejes olvidar
que en la arena
he dejado mi tesoro,
para que algún día
en las costras de tus llagas,
no dudemos en buscarnos
para volvernos a encontrar.

27 junio, 2019

Sobre roca


















Vivo en la incertidumbre
de no saber hacia dónde camino.

Vivo a ciegas, como tentando,
con el miedo de que cada paso
sea un nuevo impulso que me lleve
a caer en el vacío.

Alzo la mirada
y veo el sendero entre la niebla,
y antes de dar el siguiente paso
sólo me queda confiar
en que es la roca
lo que sostiene mis pies,
y que no pisan sobre arena.

05 mayo, 2019

Nacidos del amor


















Es aquello que anhelamos.
El abrazo que calma nuestra tempestad.
La caricia que nos despeina en la mañana.
El brazo que nos sujeta al caminar.

Las manos que se enlazan en la sombra.
Los ojos que hablar pueden con la mirada.
Las distancias que se acortan
cuando dos almas se piensan
sin estar en la misma cama.

Nacidos del amor,
para el amor nacemos.

Y por más que esperamos, no vemos
que no es algo que nos cae del cielo,
sino que hay que salir a buscar.

Salir de las murallas
que nuestras manos construyeron.
Abrir las puertas y ventanas.
Dejar volar el miedo.
Caminar hacia el encuentro
de aquello que es eterno.

Nacidos del amor,
para el amor nacemos.

Para ese amor que brota
de un manantial sincero,
de agua fresca, que da vida,
que nace mirando al mar.

Un amor que no se acaba
por muchas veces que dudes
si no sería más fácil dejar de amar.

Un amor que nace niño,
que poco a poco va creciendo
y aprendiendo a caminar.

Hasta llegar a transformarse
en aquello que buscamos,
y nos ayuda a convertirnos
en casa, refugio, hogar.

26 abril, 2019

All things must pass


















Porque nada dura para siempre.

Todo lo bueno pasa, sí, pero también lo malo. No lo olvidemos. Cuántas veces hemos querido perdernos entre las sábanas, cuántas veces hemos deseado que el amanecer durase todo el día, y que el sol del ocaso nunca diese paso a otra noche oscura, con las mismas estrellas y la misma luna, solitaria, que la noche anterior.

Muchas, muchas veces, hemos susurrado a las nubes que no nos alejasen de esa persona, y hemos hecho pactos con las estrellas para que nos devolviesen esa sonrisa que pocas personas en el mundo habían sido capaces de descubrir. Bajo la sombra de un almendro o con la tenue luz de una habitación (no) siempre solitaria, hemos soñado con detener ese reloj de arena gigante, que tiene poder supremo sobre nuestra vida, y que nos dice cuándo empieza y cuándo acaba nuestro tiempo.

Pero al igual que el cielo cabe en un infierno, un para siempre a veces también cabe en un segundo, y un infinito puede significar un para siempre, aunque unos infinitos sean más grandes que otros, y aunque todavía no sepamos llegar a la eternidad a través de un para siempre.

Cuántas veces te di mi infinito en apenas un segundo, y cuántas veces recibí tu para siempre con caricias. Porque todo queda en la memoria, y tu infinito va grabado en mi piel a golpe de sal y agua. La misma sal y el mismo agua que mojaban mis pies mientras tú me hacías cosquillas a la orilla de aquel mar desconocido. Un mar que fue testigo de nuestras idas y venidas, de tus susurros sordos en mi oído y de mis caricias en tu espalda. Testigo mudo de las veces que temblaste al recibir mi para siempre y de las veces que me dejaste sin respiración al escuchar mi nombre en la comisura de tus labios. Testigo de nuestras risas perdiéndose en el viento y llegando a las estrellas.

Pero las estrellas se apagaron, dando lugar a un nuevo día. Y el mar volvió a ti, y tú volviste al mar, dejándome en tierra, con la única compañía de tu para siempre. Y tu para siempre me acompañará, como espero te acompañe el mío, hasta el día que su fuerza me arrastre a la orilla en el momento que el mar te devuelva a mi.

Porque nada dura para siempre... 

(...ni la infinidad del mar en la distancia)




22 marzo, 2019

Flores



Recuerdo la primera vez que olí las flores.
Era primavera. Mayo, tal vez.
Era un día soleado, y había salido al campo después de la comida.
Como arrastrados por la fuerza gravitatoria del horizonte, mis pies se pusieron a caminar entre la hierba por los caminos dibujados con esmero durante los extensos años de labranza.
No recuerdo en qué momento me vi envuelta por un mar de amapolas silvestres.
Todas rojas. Todas jóvenes. Todas orgullosas de poder alzar su cabeza en el silencio y bailar al ritmo de la suave brisa.
Todas dejándose llevar. Todas libres.
Entonces cerré los ojos, y el viento suave de las tardes de primavera llevó a mis mejillas el color de las amapolas, inundando mi sonrisa con su olor.
Y en ese momento sentí cómo era la primera vez que mi alma olía las flores, y saltaba de alegría en el silencio.
Joven. Orgullosa. Libre.

02 marzo, 2019

Luz


















Apareces,
y lo llenas todo de luz.

Abres mi ventana,
y la brisa fresca de la primavera
inunda hasta el más oscuro
rincón de mi habitación.

Y de mi alma.

Aún me pregunto
cómo puede ser
que sigas aquí, a mi lado,
protegiéndome y cuidándome.

Llamándome,
a pesar de que
los vaivenes de mi vida
a veces me confundan,
haciéndome creer que
lo mejor está detrás,
para que me dé la vuelta
y deje de mirarte.

Ten paciencia.

Prometo que lo haré
lo mejor que pueda.

Pero, mientras descubro
la manera de ordenar
el caos que se extiende
en mi mirada,
cógeme la mano.

No me sueltes.

Porque mientras vaya de tu mano,
la libertad no me dará miedo.

Y seré luz, como tú eres luz
para mi vida y para la de tantos
que caminan a tu lado.

Porque no hay mayor
descanso para mi corazón
que la alegría que me llena
al escucharte y al verte,
como cada día, aquí.

A mi lado.

15 enero, 2019

Niebla



Echo la vista atrás y la niebla que acaricia mi ventana se cuela entre mis pensamientos, llenando mis recuerdos inconexos de un pasado que, por lejano que parece, podría haber pertenecido a otra vida.

"Mismo sitio, distinto lugar"

La niebla empieza a condensarse, formando las gotas que se adhieren al cristal y se transparentan, dejando ver lo que hay detrás.

Un sendero. Unas huellas. Una vida.

Y aquellas rocas escarpadas al fondo.
¡Qué grandes e infinitas parecían desde dentro!
¡Qué serenas se perciben desde la distancia!

Yo, que vivía al calor de miedos e inseguridades.

Yo, que dormía con mis monstruos debajo de la cama, temiendo que me cogiesen la mano por la noche y me arrastrasen a su mundo de silencio y oscuridad.

Yo, que nunca me creí capaz, descubro hoy entre la niebla que no necesitaba creerlo, porque ya había Alguien que lo creía por mí, esperando que llegase el día en que fuese capaz de descubrirlo.

Descubro hoy, en el silencio, que la niebla ya no me encrespa, que ya no me da miedo, porque he aprendido a ver entre las nubes el rayo de luz que rompe las tinieblas y disipa los fantasmas.

Qué bonito verse en la distancia y sentirse pequeña ante la enormidad de un Amor que no se cansa de dar Vida.


08 enero, 2019

Locos

















Por muy fuerte que soplen los vientos
que buscan derribar nuestras montañas.

Por muchos cantos hipnóticos
que dancen a nuestro alrededor
con el deseo de sucumbir nuestras tentaciones
y apoderarse de nuestra voluntad.

Por muchos placeres que intenten encerrarnos
en una jaula de mentiras,
llena de sonrisas vacías
y de miradas perdidas.

Por muy fuerte que sea el mal
que intenta seducirnos
en pos de la libertad.

No podrán con nosotros.
No podrán.

Porque a pesar del viento,
sigue latiendo en nosotros
la llama con la que espantamos
nuestros miedos.

Porque brota de nosotros
la fuerza que enciende la luz
que ilumina nuestras cegueras
y dirige nuestros pasos.

Porque nos la han regalado
y la hemos recibido.

Porque ahora somos más fuertes
para luchar por la verdad
que sabemos que es cierta.

Porque sabemos lo que es bueno,
aunque nadie lo comparta.

Porque en un mundo
de placeres cuerdos
y libertades atadas,
son los locos los que llevan
por bandera la verdad.

Son los locos los que buscan
ordenar su libertad.

Son los locos los que aman
y nunca se cansan de dejarse amar.