16 septiembre, 2020

Si vuelvo a verte...

Dice Andrés que "si vuelvo a verte, que sea en una foto". Y yo le digo que no, que no quiero verte en fotos, y menos en blanco y negro. Que tú por dentro eras una explosión de colores, tan brillantes y variados que haría falta una vida entera para poder ponerlos en orden cromático. Que cada vez que estaba dentro de tus ojos aparecía un color nuevo, y eso no hay cámaras con megapíxeles suficientes que sean capaces de captarlo. No quiero verte en fotos, porque todas me llevan a un pasado que está tatuado en mi cerebro como la sombra de un sueño que pudo ser, pero no fue.

Vivo en una mezcla de sueño y realidad que me impide saber por dónde tengo que caminar para no despeñarme al vacío. No consigo distinguir la verdad de mi pasado, y mi memoria marchita juega a la ruleta rusa con mis recuerdos, presentándome sueños como verdades y tragándose momentos que ocurrieron y ya no puedo recordar.

No quiero verte en fotos. Quiero caminar un día distraída por una ciudad cualquiera y verte al otro lado del paso de peatones, dispuesto como siempre a caminar hacia delante para cruzar sin miedo hacia una nueva dirección. Quiero estar un día tumbada en el césped de un parque y al apartar la mirada del cielo verte correr entre los árboles, como si llegases tarde a la cita con tu futuro, y que al desaparecer de mi vista no me queden dudas de que vas hacia donde tienes que ir, buscando tu felicidad. Quiero encontrarte cualquier día, cuando ya no espere encontrarte, y ver que el camino te llevó por fin a tropezarte con ella, y que tiene la fuerza suficiente para sacarte los colores que no me correspondía a mí pintar.




20 julio, 2020

Miedos















Alzo la mirada
desde la comodidad
de mi mullida cama,
buscando encontrar
tras el cristal
el rastro insignificante
de la luz de las estrellas.

Noche de estrellas.
Noche de sueños.
Noche de heridas
aún sin destapar.

Abro los ojos
buscando encontrar
tras el rectángulo
que encuadra mi ventana
el rastro perdido
de alguna estrella fugaz.

Cierro los ojos,
suspiro, y vuelvo a mirar,
sintiendo en las piernas
el peso de los miedos
que me atan a la cama
y me impiden cambiar
el rectángulo por el cielo.

Miedos que me pesan
como plomo en las entrañas,
que me impiden salir a buscar.

Miedos que me ahogan
como océanos en la garganta,
que no me dejar mirar completo el mar.

13 abril, 2020

Levántate

"'Levántate' significa también 'sueña', 'arriesga','comprométete para cambiar el mundo', enciende de nuevo tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo a tu alrededor. 'Levántate y sé lo que eres'."
Mensaje del Papa Francisco a los jóvenes para la JMJ 2020 

Levántate.
Abre los ojos.
Abre las ventanas.
Desempolva los sueños.
Deja entrar el aire fresco de un nuevo amanecer.
Deja que la luz vuelva a dar color a las sombras de tu habitación.
Fiel reflejo de tu paso por la vida.

Levántate.
Limpia las cenizas que dejó
el humo de tu pasado bajo tu cama.
Devuelve la calma a tu corazón en tinieblas.
Despierta esos sueños que un día quedaron dormidos.
Mira en lo profundo de ese espejo, busca el reflejo de la sonrisa
que quedó allí perdida.

Levántate.
Levanta los ojos al cielo.
Vuelve a mirar la luz de las estrellas.
Déjate mojar por el rocío fresco de la mañana.
Vuelve a la vida.
Sal de la comodidad de tu concha.
No brilla la belleza de la perla si no le da la luz de frente.

Levántate.
No tengas miedo de pisar la tierra descalzo.
Sentir el frío bajo los pies es también señal de seguir vivo.
No tengas miedo de arriesgar, de apostar, de gastar la vida por amor.
No tengas miedo de dejarte tocar por la luz para poder iluminar a tu paso.

Levántate.
Sigue soñando.
Sigue arriesgando.
Aunque nada parezca tener sentido.
Aunque el camino parezca no tener fin.
Aunque la oscuridad se instale en tu retina.

Sigue amando.
Sigue viviendo.
Sigue perdonando.
Sigue buscando ser auténtico.
Sigue apostando por algo más grande.
Sigue buscándote para encontrarte.
Sigue siendo lo que eres.

Porque eres hermoso.
Eres precioso.
Eres valioso.

Eres.

11 abril, 2020

Era necesario



Era necesario que te fueras,
aun dejándome a oscuras y marchita,
para que mi corazón se ensanchase
al llenarse con tu aliento.

Era necesario que te fueras
para que mi mirada pudiese volver
sin miedo hacia esa luz
que siembras en mis entrañas.

Era necesario que te fueras
para que entendiese
que la clave no está en tenerte cerca,
sino en aprender a verte.

09 marzo, 2020

La semilla



Callada, ciega y en tinieblas.
En la sombra se resguarda
soñando con la luz del sol.
Recordando aquellos tiempos
en los que la bañaba,
atravesando su caparazón.

Duerme ahora la semilla,
al abrigo de la tierra en que cayó.
Una tierra en que se ahoga,
que la cubre, áspera, y la rompe,
con el dolor que provoca la muerte
al romper el sueño de lo que creía
que era lo mejor.

Ya no hay luz.
Ya no hay vida.
Solo miedo.
Solo dolor.

No conoce la semilla
que en la espera
se transforma y crece.
Que el agua le da vida
y que el viento la mece.

Y afuera todos esperando
que sus raíces se hagan fuertes
para poder sostener el peso
de aquello más grande
en que su vida se convierte.

Muere débil la semilla
sabiendo que su dolor
queda en nada al compararlo 
con la alegría de algún día
volver a ver el sol.