28 septiembre, 2018

Pongámonos las alas

Porque no siempre estamos
donde tenemos que estar,
hoy mancho mis manos
con lágrimas de tinta.

Porque no siempre somos
quienes tenemos que ser,
dejo en la puerta
la máscara de los jueves.

Por el tiempo que no pasamos
con quien espera
en la puerta nuestra llegada,
con los brazos abiertos.

Y por el que regalamos sin sentido
a todo lo que nos consume en silencio,
nutriéndose de nuestro engaño
para avanzar...

El tiempo vuela.

Pongámonos las alas.

Porque nos equivocaremos muchas veces.
Confundiremos izquierda con derecha.
Arriba con abajo.

Pensaremos que vamos bien,
y estaremos equivocados.

Suerte de las veces
que confundimos los errores,
y al final nos damos cuenta
de que no lo son.

Que lo hemos hecho bien.
Que nuestro "acto de rebeldía"
nos ha llevado a la meta.
Que hemos llegado
donde teníamos que llegar.

Benditas las noches que me pierdo
en la negrura del cielo
y termino encontrándome en la luna,
con personas que son estrellas.

06 septiembre, 2018

En estado de anestesia


















Estamos anestesiados.

No sé si es la televisión, Internet, el consumismo, el sistema capitalista... Tal vez Netflix.
No sé de dónde vendrá la inyección, pero por aquí vivimos anestesiados.

Estamos en ese momento después de la operación en el que eres consciente de que te han abierto en canal y tienes una raja sellada con puntos de arriba a abajo de la barriga.
Sabes que tienes la herida, pero no la sientes, porque en el momento de duermevela no has llegado a despertarte de la anestesia, y sigue haciendo su efecto de arrancarte de la piel el dolor.
Más bien hace el efecto de tapar el dolor, porque arrancarlo sería eliminarlo y dejar de sentirlo, y lo que hace la anestesia de alguna manera es aplazarlo, dejarlo para más tarde. Como esa pila de ropa que se deja sobre la silla para planchar mañana. O ese mensaje de Whatsapp que dejas en leído para contestar después. Cuando haya tiempo.

Así vivimos.

En un estado de anestesia permanente. Dejando para después todos esos dolores del mundo que nos incomodan y hacen saltar las alarmas de humanidad que, por el hecho de ser humanos, llevamos implantadas, ya sea bajo una capa de piel o bajo un millón de capas de piedras en el corazón.

Así vivimos.

Intentando tapar con ibuprofenos los dolores que provocan las bombas al caer sobre hospitales. Poniéndole una venda a los niños en el fondo de océanos. Haciendo oídos sordos a los besos que ya nunca cantarán. Escondiendo soledades tras emojis de sonrisas.

Así vivimos.

Como si no fuese a pasar la anestesia. Como si mirar para otro lado fuese suficiente para no ver el dolor.

Que igual el nivel del mar no sube por el cambio climático. Que igual es por las lágrimas de los que se asoman al acantilado después de despertar de la anestesia.