Una noche fría de verano, pero cálida en tus brazos.
Aquella noche, lejana, en la que nos encontramos sin
buscarnos. O tal vez llevábamos tanto tiempo buscándonos que lo único que nos
faltaba para encontrarnos era ese abrazo. Un abrazo lleno de sinceridad.
Y de ganas. De las ganas que nos teníamos, y que hicieron
estremecer cada una de nuestras células aquella noche.
Hasta que tu mano buscó la mía, subiendo por mi pierna y
bajando por mi espalda. Hasta que mi latido se acompasó al ritmo acelerado del
tuyo, y respirar era como vivir y morir, todo al mismo tiempo. Hasta que tu
boca encontró la mía antes que lo hicieran nuestras miradas.
Y por fin pudimos descargar todo ese peso que nos asfixiaba,
terminando nuestra interminable búsqueda allí, bajo el cielo de una noche de
verano. Abrazados y perdidos en aquel beso profundo.
Un beso de principio, que presagiaba finales. Un beso que
quedó allí, perdido en el lugar al que ni tú ni yo volveremos nunca.
Un beso cobarde
Un beso valiente
Un beso que aún arde
Un beso inocente
Un beso cobarde
Un beso valiente
Un beso que aún arde
Un beso inocente
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