27 marzo, 2018

Espejos

No nos damos cuenta de que muchas veces con nuestra vida, aunque quisiéramos ser ejemplo y modelo para aquellos que nos observan, no somos más que un espejo, un reflejo de lo que nos rodea. El problema de ser espejo es que esto no nos permite vernos a nosotros mismos directamente. Solo podemos mirar hacia fuera y ver aquello que son los demás.
Lo típico de
"ver la espina en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio"

Pero, démosle la vuelta al asunto y pensemos en colectivo.

¿Y si todos somos espejos?

Si esto fuese así, entonces al mirar a los que nos rodean no estaríamos viendo lo que los demás son en realidad. Veríamos un reflejo, que al ponernos nosotros enfrente sería el nuestro propio.

A veces solo hace falta cambiar la mirada, centrarla en los reflejos y no en los espejos, que no son más que un marco, un soporte, un envoltorio de lo que muestran. Darnos cuenta que aquello que estamos viendo en los demás que no nos gusta, o aquello que nos está molestando, puede que sea nuestro propio reflejo. La imagen de lo que nosotros mismos somos y proyectamos en los demás.

Cambiemos la mirada y aprendamos a ver nuestros reflejos en los demás, para poder cambiar aquello que empaña nuestra vida y no nos deja SER con claridad.


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