17 mayo, 2018

Dímelo bajito...

Dímelo bajito, al oído.

Con suspiros que estremezcan 
las negras nubes del cielo,
y acompañen a las rosas
que en mi jardín florezcan.

Dímelo suave, entre besos.

Entre versos que se cuelan
de tus labios a los míos,
como lo hacen en sus nidos
los pájaros que vuelan.

Dímelo lento, con las manos.

Con el frío de tus dedos
paseando por mi espalda,
y el calor de tu caricia
dibujándome los sueños.

No me digas que me quieres,
que me recordarás
mientras no estés a mi lado.

No me digas que me esperas, 
allí donde el destino
tenga pensado aparcar tu tranvía.

Sólo deja que la luna
haga eternos nuestros sueños.
Deja que la luna
inmortalice este momento.

Y susúrrame al oído,
bajito,
             suave,
                          lento...

Que algún día,
de algún año,
cuando ya las flores no florezcan
y los pájaros no vuelvan a sus nidos,
volverán a cruzarse,
tras otros dedos y caricias,
nuestros caminos.




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