19 octubre, 2013

Sonríe, bonita

     Sonríe. Porque ni el Sol mismo merece una sola de tus lágrimas.

     ¿Acaso no te has fijado en las comillas que se forman en el comienzo y el final de tu boca cada vez que la curvas hacia arriba? ¿No te has dado cuenta acaso del reflejo de luz que aparece en tus pupilas color avellana?

     Cuando sonríes, sí. Cuando sonríes un haz de luz te envuelve, y estoy segura que incluso los pájaros del parque lo notan, porque siempre que veo tu sonrisa, ésta va acompañada de una suave melodía.

     ¿No has visto cómo aumenta la luz fogosa del Sol saliendo de detrás de las nubes cada vez que una sonrisa asoma al abismo de tu boca?

     Tal vez no te hayas dado cuenta, pero a medida que las lágrimas en tus ojos aumentaban, las nubes han ido apareciendo y el Sol se ha retirado.

     ¿Vas a permitir que alguien ensucie el Sol de tu mirada?

     No, bonita. Sonríe. Sonríe para que ese Sol vuelva a brillar y a iluminar cada milímetro que te rodea. Porque las lágrimas son bonitas, pero con una de tus preciosas sonrisas en la boca.

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