04 noviembre, 2013

Hoy, la luna ha venido a despertarme

     El otro día, mientras la miraba en la soledad de la noche, se me ocurrió escribirle una carta. La vi sola, y como yo también estaba sola en ese momento, pensé que si le escribía sabría que hay alguien que la admira, y se sentiría un poco más acompañada en aquel inmenso vacío lleno de cuerpos celestes tan poco parecidos a ella. Pensé que con mis palabras le alegraría la noche y se sentiría un poco más acompañada.

     Ilusa de mí. Creía que había encontrado una compañera de insomnios. Pero ella ni me miró. Se llevó mi carta, con mis palabras, mis ilusiones, mis esperanzas y todos mis sueños confesados.

     Pero esta noche es diferente. Con su rayo de Esperanza y Alegría, misteriosa, se ha colado en mi habitación por la rendija de la puerta. Se ha sentado a mi lado, en mi cama, robándome mi sueño y dedicándose mi insomnio, y, suavemente, ha comenzado a susurrarme al oído sus sueños, sus emociones, sus soledades, mientras acariciaba con sus largos y sedosos dedos mis cabellos oscuros. Y hemos llorado juntas. Y hemos reído juntas. Descubriéndonos la una a la otra, como nunca antes lo habíamos hecho.

     Y de nuevo, en la oscuridad de mi habitación, viéndola dormir serenamente a mi lado, sobre mi colchón y bajo mis sábanas, mis miedos vuelven a amenazarme. Recordándome que al amanecer se esfumará, volviendo a dejarme sola. Sólo con mis miedos, que me gritan y me llenan de preguntas.

     ¿Y si durante el día se olvida de mí?
     ¿Y si para ella ha sido demasiado, como no lo ha sido para mí?
     ¿Y si cuando llegue de nuevo la noche decide fugarse con alguien que le escriba palabras más bonitas que las mías?

     Y si me abandona, ¿quién vendrá a compartir insomnios entre mis sábanas? ¿Quién se encargará de combatir mis miedos y de apartarlos en las sombras? ¿Quién se atreverá a reír y a llorar conmigo, a impulsar mis sueños y a compartir mis alegrías?

     ¿TÚ?

     No. No lo creo...

1 comentario:

  1. Escribes, y los que escribimos nunca estamos juntos;
    siempre habrá alguien que nos lea, alguien que llore con nuestras letras.
    Yo estoy aquí, y no soy ni de lejos la Luna,
    pero si durante el día ella te falla
    no dudas en venir a buscar mi ayuda,
    siempre que te haga falta.

    Firmado,
    una amiga de letras.

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